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Nuestra historia

Roiser se funda en 1984, pero nuestra semilla había germinado tiempo atrás. Así como el secreto de una buena masa es contar con un fermentación lenta, la historia de Roiser está unida a una larga tradición de panaderos que da valor a su legado.

1945

Todo comienza con Carmen Varela Balbís, una joven del rural gallego que quedó huérfana a los 15 años. Ante la necesidad de sacar adelante a sus 4 hermanos pequeños, uno de ellos con discapacidad, Carmen aprendió el oficio de la panadería de su tía, quien le enseñó los conceptos básicos. La observación y la experimentación hicieron el resto, hasta llegar a dominar el amasado, los tiempos de fermentación y de cocción.

1954

Cuando Carmen se casó, involucró a su marido, y posteriormente enseñó a sus hijos los secretos del pan para constituir su propio negocio familiar: la Panadería Porteiro.

1984

El segundo de los hijos de Carmen, Manuel, junto con su mujer, Pilar, construyeron su propio proyecto. En la planta baja de su nueva casa en O Capelán (Coristanco) comenzaron a trabajar juntos en lo que ya sería Panadería Roiser. El 15 de agosto de 1984, el día de la inauguración, Manolo y Pili acudieron con su puesto a la romería de A Nosa Señora de Vilamaior para dar a conocer sus panes y dulces.

Desde ese día, los hornos no han dejado de trabajar.

1993

Para dar servicio al incremento de clientes, trasladaron el obrador a un espacio más grande, en Avenida Finisterre 31, donde hoy continúa su actividad empleando a cerca de treinta familias.